¡Hola a todos! Qué bueno encontrarnos en este espacio. Por acá van a conocer otra de mis partes. Otra de las partes que me constituyen.
Quería tener una sección en donde compartir mis vivencias, las de la vida.
Mi recorrido personal e interno me trajo muchas enseñanzas y, como digo siempre, también mucha información. ¡Todo es información!
La realidad es que discutimos mucho el nombre. ¿Cómo ponerle un rótulo a mi parte más personal? Que si era largo, que si no reflejaba lo que quería…no había acuerdo, hasta que, finalmente, quedó: Equilibrio. Pero no es que yo sea equilibrada, ¡ja! Dudo que lo sea…busco el equilibrio, eso sí.
Creo que acepté llamarlo así porque enseguida me disparó una anécdota que resume el significado de esa palabra para mí. Y es que, de esos pequeños momentos son de los que más aprendo. Hace poco descubrí que en general me tomo muy a profundo lo cotidiano. Que una palabra me puede enseñar mucho. Hay veces que una simple charla con un compañero de trabajo se convierte en un análisis de la vida. Las pequeñas cosas significan mucho para mí. Y el significado de la palabra “Equilibrio” empezó a tener una mejor connotación a partir de una clase de yoga.
“Piensen que el equilibrio no es estático. Es en movimiento” dijo la profe con su voz calma y serena. ¡Y a mi me disparó todas las antenas de mi mente!
¡Claro! Para llegar a un equilibrio hay que conocer un costado y el otro. Un poco por allí, otro poco por acá. Y ahí regular las dosis hasta encontrar el punto exacto. Pero mantener ese punto exacto sería imposible…porque necesitamos del movimiento para avanzar. No quedarnos amarrados es parte del secreto de la vida.
El tema es encontrar en movimiento la fluidez del equilibrio. ¿Lo habían pensado?
