30 minutos

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Día largo el de hoy. Miro la hora al entrar al hotel. Son las 21.20.

Buscar departamento en Moscu no es fácil y cumpliendo cuestiones laborales, menos. Con un idioma y un alfabeto distinto, menos aun. A esto le sumamos un condimento no menor… en verdad el mas importante: temperaturas bajo cero y nieve por doquier.

La desesperación hizo que tome la decisión de ver un posible hogar por la noche desoyendo a los expertos que afirman que siempre hay que ver las propiedades a la luz del dia…

Me acompañaba una amable moscovita que habla español. Subimos al tranvía. Un ejemplar viejo que por supuesto estaba repleto de nieve de las personas que subieron y bajaron durante el recorrido. En ese momento ya no sentía mis manos a pesar de los guantes y mis ojos se agrandaban al ver que valientes mujeres en pollera y medibacha ¿Cómo hacen?

El departamento estaba correcto, que no es poco; y tenía una buena ducha que es mucho por estos pagos. La visita para verlo sirvió para calmar la helada pero no para conseguir un hogar para esta estadía. El acceso es complicado para ir y venir a mi trabajo, por lo que lo descarte.

Llegar de nuevo al hotel fue toda una vivencia. Ya había perdido la idea de que tenía manos, estaba tan congelada que no sentía nada. Poco a poco perdía la movilidad de mis pies…y no me refiero a los dedos del pie sino todo el pie en su conjunto. Caminar en la nieve era como levantar dos bloque con poca movilidad y haciendo fuerza para avanzar. Todo un ejercicio físico.

Divise un supermercado en el camino y aunque deseaba llegar mi destino pensé que era mejor comprar una cerveza y unas papas fritas para relajar después de un baño con agua bien caliente. Queria demorar en las góndolas pero también estaba cansada asi que mi rumbo obligatorio era salir a la intemperie.

A poco mas de una cuadra de la llegada, lo único que sentía vivo y con temperatura era el torso. Las manos no las podía mover y los pies tampoco. Una especie de robot caminando.

Llegue y lo sentí como un alivio. Pero como apenas podía moverme por lo congelada (literalmente) que estaba ni siquiera pude agarrar la llave para entrar. Toque timbre.

Ni mis manos ni mis piernas volvían a mí. ¿En cuanto tiempo podría volver a sentir mis manos y pies? Eran las 21:20. Primera medida: me cambie como pude las medias. Me asombrada no tener tacto alguno. Segunda medida: me pegue a la estufa. Nada. No sentía los pies y me sorprendí mirando para abajo para ver si realmente los tenía.

De a poco pude mover los dedos de las manos. Trece minutos despues me decidí a cruzarme de piernas y darle mas calorcito a pobres dedos del pie que de tanto frío ya dolían.

No salía de mi asombro. Pasaban los minutos y nada. En un momento ocurrió el milagro y yo ya sentía los pies vivos. Después pude empezar a moverlos. Y cuando ya me sentí nuevamente un ser humano como antes de la helada, mire la hora. Eran las 21.50. Había pasado media hora para lograr vencer al frio que se metió en mi cuerpo y no quería salir. Para la próxima ya tengo el dato: se necesitan 30 minutos.